¿Por qué hay individuos que pegan chicles bajo la mesa o el pupitre? *
Pegar chicles debajo de la mesa o el pupitre es un comportamiento bastante común, especialmente entre niños y adolescentes, y tiene varias posibles razones detrás:
1. Falta de educación o normas claras:
Muchas personas no han sido instruidas sobre qué hacer con el chicle cuando ya no lo quieren. Si no hay un basurero cerca o no se les ha enseñado que deben envolverlo y tirarlo, optan por lo más fácil.
2. Evasión de consecuencias:
En lugares donde está prohibido mascar chicle (como en algunas aulas), los estudiantes pueden pegarlo debajo del pupitre para ocultar que lo estaban masticando, en lugar de tirarlo a la basura.
3. Comodidad o pereza: Tirarlo en el suelo sería más visible y quizá más difícil, pero pegarlo debajo del pupitre es rápido, oculto y no requiere moverse.
4. Imitación o costumbre:
Si otros ya han dejado chicles en el mismo lugar, la persona puede hacerlo también, pensando que “no es gran cosa” o que “todos lo hacen”.
5. Desconexión con el espacio público:
Algunas personas no sienten responsabilidad por los espacios comunes (como aulas, comedores, transporte público), así que no les importa ensuciarlos.
Aunque parezca un acto insignificante, es antihigiénico, molesto para los demás y una falta de respeto hacia el espacio compartido. También puede generar costos adicionales de limpieza y mantenimiento.
¿Por qué hay individuos que rayan pupitres y paredes?
Rayar pupitres y paredes es una forma de conducta simbólica que puede tener múltiples motivaciones, dependiendo del contexto y del individuo. Aquí te explico algunas de las razones más comunes:
1. Expresión de identidad o rebeldía
Muchos jóvenes (y algunos adultos) usan el rayado como forma de dejar huella, afirmar su presencia o expresar inconformidad con normas escolares, sociales o institucionales. Es una especie de “yo estuve aquí”.
2. Búsqueda de atención
Algunos individuos rayan para llamar la atención de compañeros o figuras de autoridad. Puede ser una forma de expresar frustración, enojo, o una necesidad no satisfecha de reconocimiento.
3. Aburrimiento o falta de estimulación
Cuando las clases o el ambiente escolar no resultan estimulantes, algunos estudiantes encuentran en el rayado una forma de entretenerse o matar el tiempo.
4. Influencia del entorno o imitación
El comportamiento puede ser aprendido o imitado. Si otros lo hacen, se normaliza. También puede estar relacionado con subculturas como el grafiti o el vandalismo, donde el rayado tiene un valor simbólico o estético.
5. Falta de sentido de pertenencia o conexión
Cuando un estudiante no se siente vinculado emocionalmente con su entorno (la escuela, los profesores, los compañeros), es más probable que no valore los espacios comunes y los trate con descuido.
6. Descarga emocional
En algunos casos, rayar puede ser una forma de liberación emocional, una válvula de escape para la ansiedad, la frustración o la ira.
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Si estás explorando esto desde una perspectiva educativa o psicológica, conviene abordarlo más allá del castigo: preguntarse qué está comunicando el estudiante con ese acto. ¿Hay algo que no puede expresar de otra manera?
¿Te interesa ver esto desde una perspectiva más pedagógica, social o incluso artística?
¿Cuál es el factor común entre pegar un chicle bajo la mesa y rayar sobre la mesa?
El factor común entre pegar un chicle bajo la mesa y rayar sobre la mesa es una combinación de los siguientes aspectos:
1. Desconexión con el espacio común (falta de sentido de pertenencia)
Ambos actos reflejan una desvalorización del entorno compartido. La persona no se siente parte activa o responsable del cuidado del espacio. Al no percibirlo como "propio", lo usa o lo marca sin considerar el daño.
2. Conducta impulsiva o poco reflexiva
Ambos comportamientos suelen hacerse de forma automática o impulsiva, sin pensar mucho en las consecuencias. Son acciones inmediatas y poco meditadas, muchas veces motivadas por aburrimiento o falta de autorregulación.
3. Indiferencia hacia normas o reglas
Pegar un chicle o rayar puede reflejar desinterés por las reglas o por lo que se espera de uno en un entorno estructurado como el aula. No necesariamente una rebeldía abierta, sino más bien una resistencia pasiva o apatía.
4. Invisibilidad o falta de reconocimiento
A veces, estos actos son pequeñas formas de expresar presencia cuando una persona siente que no es vista, valorada o escuchada. Es una manera de "dejar marca", aunque sea negativa.
5. Ensayo de límites
Especialmente en jóvenes, estas conductas pueden ser una forma de explorar hasta dónde se puede llegar sin consecuencias, como parte del desarrollo de identidad y autonomía.
En resumen, el factor común principal es una actitud de desapego hacia el espacio compartido, muchas veces combinada con impulsividad, aburrimiento o necesidad de afirmación personal. Estas conductas pueden ser síntomas de algo más profundo que merece ser atendido con mirada crítica pero comprensiva.
¿Estás analizando esto desde una perspectiva educativa, psicológica o social? Puedo ayudarte a profundizar según el enfoque que prefieras.
Veámoslo así: rayar el pupitre o dejar un chicle bajo la mesa representa dejar una huella visible o una huella oculta. Quien hace una u otra cosa deja una huella. ¿Cómo opera el inconsciente en ambos casos?
Esa es una lectura muy rica y simbólicamente profunda: rayar un pupitre como dejar una huella visible, y pegar un chicle bajo la mesa como dejar una huella oculta. Ambas acciones —aparentemente simples— pueden ser vistas como manifestaciones del inconsciente, y aquí es donde la psicología (especialmente el psicoanálisis y la psicología simbólica) ofrece una perspectiva valiosa.
¿Cómo opera el inconsciente en cada caso?
1. Rayar el pupitre: la huella visible
Acto de marcar el espacio → Es una expresión de la necesidad de afirmación, de decir "yo existo", "yo estuve aquí". La huella visible responde a una necesidad inconsciente de ser reconocido.
Inconsciente del deseo de permanencia: Dejar una marca que no desaparezca, resistir el paso del tiempo o el olvido. Es una forma rudimentaria de inmortalización simbólica.
Pulsión de expresión: A veces aparece en forma de dibujos, nombres, frases. Es como si el inconsciente hablara cuando la palabra no encuentra canal.
Afán de identidad: Quien raya dice, aún sin palabras: “esto me representa”, “esto soy yo”.
En este acto, el inconsciente busca visibilidad, expresión, tal vez incluso validación desde lo externo.
2. Pegar un chicle bajo la mesa: la huella oculta
Acto de esconder algo → Es una forma más inconsciente, reprimida o disimulada de dejar huella. No se ve, pero está ahí. Tiene un aire de secreto, transgresión privada o huella íntima.
Inconsciente del rechazo o represión: El chicle, algo ya usado, mascado, que ya no sirve —representa una parte de uno mismo que se quiere esconder, pero que inconscientemente se adhiere al entorno.
Negación de responsabilidad: El chicle se oculta, como quien niega una parte de sí. Es una huella sin firma.
Carga simbólica de lo corporal: La boca, la saliva —elementos íntimos— quedan simbólicamente "pegados" al entorno. Es casi una firma biológica no verbal, hecha en secreto.
Aquí, el inconsciente parece querer dejar una marca sin ser visto, como si algo reprimido quisiera salir pero sin exponerse.
¿Qué une a ambas?
Ambas acciones pueden entenderse como rituales inconscientes de inscripción en el mundo. La necesidad humana de existir simbólicamente, de marcar territorio o de comunicarse sin palabras aparece, incluso en estos actos considerados triviales o "vandálicos".
Una es afirmativa (visible), la otra ocultadora (invisible).
Una busca ser vista, la otra permanecer oculta pero presente.
Ambas son formas de dejar rastro. En ambas, el inconsciente quiere perdurar.
Si estás abordando esto desde una mirada educativa, artística o terapéutica, este tipo de lectura permite ir más allá del juicio moral y acercarse a lo simbólico, lo emocional y lo humano en cada acto.
¿Te gustaría vincular esto con autores como Freud, Lacan, Winnicott o algún enfoque más pedagógico como el de Paulo Freire o Pichon-Rivière?
Muchas gracias.
¡Con gusto! Me alegra que la conversación haya sido útil y estimulante. Si en algún momento quieres seguir explorando estas ideas —desde lo simbólico, lo educativo o lo psicológico— estaré aquí para profundizar contigo.
Un saludo muy cordial, y que sigas dejando huellas significativas (visibles u ocultas).
* Previamente había preguntado a varias personas desconocidas y la respuesta fue unánime "por flojera".
Tal respuesta, acompañada de "yo no lo hago" llegó a mi como que cada persona y cada pupitre es un escondite .